América Latina se ha convertido en la región líder en bonos de género emitidos, con un total de 14 operaciones y 12 emisores. Los bonos de género son una fantástica alternativa financiera para empoderar económica, empresarial y socialmente a la muje. El mes de la Mujer es una buena ocasión para recordar el fuerte crecimiento que está experimentando la inversión con enfoque de género, un tipo de inversión que, preservando los criterios financieros, persigue impulsar a las mujeres para que tengan igualdad de oportunidades en el mundo económico y empresarial.
Esta tendencia tiene ahora más sentido que nunca, ya que la pandemia y la crisis económica, se han estancado los avances hacia la igualdad de años atrás y, en algunos países emergentes, incluso se han dado pasos atrás. En nuestra región, vemos una concatenación de brechas a cerrar, como, por ejemplo, que ellas tienen un 40% menos de oportunidades económicas y empresariales que ellos, según datos del Foro Económico Mundial- pero también empezamos a ver tendencias positivas en el mundo financiero, que pueden ser aprovechadas para ir avanzando.
Quizá por ello, porque son más necesarios que nunca, estamos asistiendo a un importante desarrollo de los bonos de género, una variante de los bonos sociales que tiene como objetivo financiar negocios concretos dirigidos o fundados por mujeres, o que desarrollan productos y o servicios para ellas e impulsan su liderazgo.
Banistmo, filial de Panamá del Grupo Bancolombia, fue el primer emisor de un bono de género en América Latina en 2019. La operación, estructurada por BID Invest, que también adquirió el bono, permitió captar 50 millones de dólares que tuvieron como destino financiar a pymes lideradas por mujeres. Fue un éxito: pese a la pandemia mundial que estalló meses después, en apenas dos años se invirtieron todos los fondos captados.
Esta emisión, en aquel momento la octava a nivel mundial, se ha convertido en un hito porque ha marcado el camino para las emisiones de bonos de género que han seguido después en la región, Colombia (Davivienda, Banco W, Bancamía y Mibanco), México (Fira, BID Invest y Fonacot), Chile (Fondo Esperanza y Santander), Perú (Caja Arequipa) y Ecuador (Banco Pichincha). América Latina se ha convertido en la región líder en bonos de género emitidos tanto por plaza de emisión como país del emisor, con un total de 14 operaciones y 12 emisores.
Hablamos de éxito porque, sobre todo y por encima de todo, ha cambiado la vida y la perspectiva de algo más de 300 pymes lideradas por mujeres que han recibido microcréditos con los que seguir empujando su negocio en tiempos tan difíciles como los que hemos vivido con la pandemia. Pymes que, en su mayor parte (57%) se dedican al comercio y los servicios y que tienen un impacto relevante en su entorno: un 40% están ubicados en el mundo rural y un 60%, en la ciudad, según datos publicados por Banistmo.
Este impacto es resultado de años de trabajo constante en el empoderamiento e inclusión financiera de las mujeres. De hecho, los fondos recabados con el bono ampliaron el alcance de su Programa Impulsa, puesto en marcha en 2018 con el apoyo de BID Lab, el Laboratorio de Innovación del Grupo BID, para promover el acceso a servicios financieros y no financieros por parte de empresarias y emprendedoras en Panamá.
También es resultado de una meticulosa preparación, con una emisión que siguió las directrices de los Principios de los Bonos Sociales acordados por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, en sus siglas en ingles), que contó con la segunda opinión de V.E., que acreditó que el marco de bonos estaba alineado a estos principios y que contribuye a cuatro Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU: Igualdad de género (ODS 5), Trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), Industria, innovación e infraestructura (ODS 9) y Reducción de las desigualdades (ODS 10) y En otras palabras, que el bono de Banistmo contaba con las mejores prácticas de mercado que proporcionan a los inversores la credibilidad de bono temático. Y cuando las cosas se hacen bien, salen bien.
Es por eso que la operación de Banistmo marcó el camino y se convirtió en una referencia a seguir, al menos en América Latina, aunque seguramente no nos equivocamos al decir que también fue un ejemplo para otros emisores. Hasta Banistmo, los bonos de género no habían atraído el interés de muchos emisores del sector privado en Australia, Canadá, Singapur y Turquía.
Los bonos de género son una fantástica alternativa financiera para empoderar económica, empresarial y socialmente a la mujer. Hasta la fecha, las entidades financieras y los bancos multilaterales han sido los principales emisores de bonos de género. Solo es de esperar que esta tendencia se haga extensible a otros sectores, porque la igualdad de género no es cosa de unos pocos. Es algo que nos implica, nos afecta y nos beneficia a todos.