La movilidad es uno de los pilares de la Agenda 2030. Muestra de ello es que tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, están intrínsecamente relacionados con ella: el 11, ya que a la hora de lograr ciudades y comunidades sostenibles el transporte tiene un gran impacto; el 12, por la producción y el consumo responsable, donde la movilidad se ve afectada por la gestión de los productos y residuos; y, por supuesto, el 13 (de acción por el clima), ya que el transporte supone un 25% de la contaminación en Europa.
Y en la consecución de todos ellos, la colaboración público-privada es parte esencial. Avanza, compañía integrada a MOBILITY ADO, ha comprendido la urgencia y, tal y como explica su director general, Valentín Alonso, “ha reforzado su compromiso con la Administración para diseñar conjuntamente la movilidad y mejorar la calidad de vida de las personas”. “Nos enfrentamos a importantes retos tanto en las zonas urbanas como no urbanas y, para solventarlos, debemos tener presente dos horizontes temporales”, afirma.
El primer desafío corresponde a la actuación y la colaboración con la Administración, conjuntando la posibilidad de sumar a la iniciativa privada para evaluar, operar y diseñar los medios de transporte del mañana.
Alonso divide estos desafíos en dos bloques. Los relacionados con los entornos urbanos y los conexos con los espacios no urbanos. “Cada vez nos concentramos más en las ciudades, pero hay muchos núcleos de personas que también precisan del servicio básico de la movilidad. Los habitantes de un pueblo de Soria tienen los mismos derechos que aquellos que viven en la Plaza de España, en Madrid”, argumenta.
Ofrecer un servicio básico de movilidad a todos los ciudadanos costará a la Administración 400 millones de euros
En relación con los entornos urbanos, el director general de Avanza, destaca tres grandes retos. El primero, la sostenibilidad: «Las ciudades deben ser más sostenibles y, para ello, debe haber menos contaminación y, por lo tanto, menos atascos».
El segundo, la digitalización: “Debemos incrementar nuestra relación con el usuario, y la digitalización de la relación con el cliente ofrece una capacidad infinita para mejorar nuestros servicios”, señala.
Y el tercero, la eficiencia: “El transporte público debe ser una alternativa real, debemos conseguir que los ciudadanos dejen el coche en casa por su propia elección, no solo por prohibición, y si el mismo recorrido supone media hora en transporte privado frente tres horas del público nunca lo harán”, expone.
Alonso manifiesta que no hay nada más insostenible que el vehículo privado, además de ser una de las inversiones más caras que realizan las familias. No solo por la adquisición del vehículo, sino por lo que ello conlleva: mantenimiento, garaje, seguro… El parque automovilístico español tiene una vida media de 13 años, lo que redunda en niveles más altos de contaminación.
El directivo es consciente de la pérdida que el transporte público ha sufrido con el Covid, con un descenso en su uso del 20%. Por ello insiste en la necesidad de comunicar que el autobús es un transporte seguro porque, “de nada servirá invertir en innovación si la gente no se sube al autobús por inseguridad”, insiste.
Presencia en el PERTE
Avanza, en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza, liderará el proyecto de I+D del PERTE del vehículo eléctrico y conectado, denominado DIGIZITY, que tendrá una duración de dos años y cuyo objetivo es descarbonizar, digitalizar y automatizar el transporte urbano con autobuses cero emisiones. Financiado por los fondos de la Unión Europea Next Generation, cuenta con un presupuesto total de más de nueve millones de euros, una ayuda pública de 5,4 millones y una duración hasta el 31 de diciembre de 2023, tiempo en el que se probarán más de 50 soluciones dirigidas a lograr un transporte público más limpio, más eficiente y más cómodo.
Y también más digitalizado. “Debemos digitalizar toda la experiencia, el antes, el durante y el posterior al viaje. La atención al cliente debe mejorar mucho”, asume. Soluciones de entretenimiento para ofrecer formación en los trayectos, descuentos y actividades en establecimientos cercanos al destino, poder disponer del abono transporte mensual en el móvil, o el poder conocer la ocupación de los autobuses a la vez que el tiempo de espera… son algunas de las soluciones que plantea Avanza.
La compañía también persigue con sus pruebas mejorar la eficiencia del transporte para ofrecer una mayor calidad. “La conducción autónoma aporta mayor eficiencia y seguridad y por ello, en colaboración con el ayuntamiento de Málaga, hemos probado el primer autobús autónomo en un entorno real”, destaca. La experiencia les ha enseñado que a la tecnología le queda todavía camino por recorrer, como el despliegue de la red 5G o el incremento de la conectividad de las infraestructuras ciudadanas, como semáforos, contadores, cámaras fijas y sensores, pero también a la legislación, ya que solo para poner en marcha la prueba piloto tuvieron que enfrentarse a siete meses de gestiones para lograr la autorización legal correspondiente.
Ahora, el proyecto zaragozano servirá para explorar aún más el camino del autobús autónomo, aunque Alonso señala que los vehículos contarán con un conductor que actuará de vigilante y tomará los mandos cuando sea preciso.
Entornos no urbanos
Pero fuera de las ciudades, el directivo advierte que uno de los grandes retos actuales y de futuro se encuentra en los entornos no urbanos. El autobús es el único transporte público capaz de unir, hasta ahora, las poblaciones más pequeñas y la España vacía, y el diseño de la red de ferrocarril de alta velocidad ha relegado al autobús, casi en su totalidad, a los trayectos menos eficientes económicamente.
“Ofrecer a los ciudadanos trenes de alta velocidad de forma masiva es algo fantástico, pero eso ha supuesto el decremento del autobús. Ahora necesitamos mejorar conjuntamente la planificación de las ciudades y diseñar correctamente la subvención si queremos ofrecer a todos los ciudadanos un servicio básico de movilidad”, precisa el directivo.
Las soluciones en torno a estas poblaciones pasan, en su opinión, por la movilidad bajo demanda, por incorporar autobuses más pequeños, o por una digitalización real que permita unir personas durante los trayectos, aunque suponga un desvío en la ruta inicial de 15 km, entre otras. Pero, sobre todo, por un compromiso de diferentes esferas políticas, sociales y empresariales que potencien el transporte público como una alternativa válida y por la planificación real de todo el sistema.
Fuente: Cincodias.elpais.com