Especializado en compañías eléctricas desde que empezó en el sector de la inversión en 2008, Manuel Fernández Losa es actualmente uno de los tres gestores al frente del Pictet Clean Energy, uno de los mayores fondos del mundo centrados en aprovechar las oportunidades derivadas de la transición energética. Este ingeniero aeronáutico por la UPM, con Master in European Business por ESCP Business School, considera que el actual proceso de cambio del mix de energías es como “cuando dejamos de movernos en caballo para utilizar el coche”
¿Por qué invertir en transición energética?
Acelerado por la guerra de Ucrania, estamos en un momento clave intentando cambiar todo el mix de generación de energías a renovables. Un cambio estructuralmente muy fuerte. Al principio las razones eran puramente medioambientales, luego se añadieron motivos económicos porque se vio que instalar un nuevo parque eólico o fotovoltaico es más barato que generar electricidad con una planta de ciclo combinado en la que invertiste hace 10 o 20 años. Y ahora hay otra nueva razón claramente geopolítica y que se refiere a la seguridad de suministro. Es decir, lo que empieza por razones medioambientales acaba viéndose reforzado por motivos geopolíticos y económicos que son mucho más fuertes.
¿Está de acuerdo con la decisión de la UE de considerar verdes el gas y la energía nuclear?
Con nuestro fondo no invertimos en gas ni en nuclear. Antes de 2019 sí lo hacíamos en infraestructuras de gas porque lo veíamos como una tecnología necesaria para llevar a cabo la transición energética. Pero en aquel momento las renovables empiezan a ser mucho más baratas que los ciclos combinados, y ya excluimos el gas de nuestra cartera.
Pero ¿considera que es una decisión acertada o es política?
Yo leo la prensa y veo que Francia está interesada en las nucleares y Alemania en el gas, dada la estrategia energética que han llevado a cabo desde hace años. En cualquier caso, si nos ponemos más técnicos, las exigencias de emisiones para que el gas se considere verde en la taxonomía de la UE son tan altas que ahora mismo no tenemos la tecnología necesaria. Por otra parte, nunca hemos incluido nuclear en el fondo. La principal razón son los residuos radioactivos, pero hay otra económica, porque cuando se tienen en cuenta todos los costes, es probablemente una de las tecnologías más caras que hay.
¿Cree que están realmente involucradas las Administraciones en esta transición energética?
Sí y no. Es cierto que los objetivos en Europa han aumentado, pero cuando hablas con las compañías te dicen que el principal cuello de botella para que se aceleren las renovables es la burocracia. ¿Cómo puede ser que en España paguemos estos precios con los recursos solares que tenemos? La única limitación que hay es el papeleo tanto estatal como local, porque las compañías estarían encantadas de acelerar la instalación de fotovoltaicas, ya que son muy rentables. Esta burocracia existe en España y por supuesto también a nivel europeo y en EE UU.
Iberdrola está entre las primeras diez posiciones.
Siempre hablo de Iberdrola como el Apple o el Google de las eléctricas europeas, ya que su estrategia de hace muchos años de invertir en renovables y redes ha sido copiada por casi todas las eléctricas en Europa. Ofrece casi un 5% de rentabilidad por dividendo y crece entre el 5% y 7% al año, con diversificación en Brasil, Reino Unido, EE UU –con todo su potencial de renovables–, México y algo en Australia, y con muy buenos retornos por sus inversiones.
¿Ha cambiado su visión tras el anuncio del nuevo impuesto a las ventas de las eléctricas?
Ese nuevo impuesto incrementa el riesgo regulatorio y reduce el apetito de invertir en compañías con mucha exposición al país, particularmente cuando el Gobierno ya ha tomado anteriormente medidas para limitar la remuneración de las generadoras eléctricas. Pero en el caso de Iberdrola estimamos que el posible impacto en el valor por el impuesto sea pequeño y que la compañía será capaz de sortear estas medidas gracias a su buena diversificación geográfica y muy buena ejecución de su estrategia.
¿Hay otras compañías españolas en cartera?
No, aunque tenemos en el radar a Endesa, una opción muy interesante, sobre todo por la muy buena gestión de la compañía, y a Redeia. Pero Iberdrola destaca por su diversificación.
¿En qué subsectores están encontrando últimamente más oportunidades?
En semiconductores, pese a que este año lo haya hecho mal, aunque no por sus fundamentales. Por ejemplo, tenemos en cartera Onsemi, que produce semiconductores para electricidad. Su previsión de beneficios para 2022 ha aumentado un 50% y, a pesar de ello, su cotización ha caído un 10%. Es un sector muy atractivo y necesario para la transición energética y que ofrece muy buenas oportunidades.
¿Encuentran valor ya en el hidrógeno verde?
El 99% del hidrógeno que se produce es a base de metano y otros gases, y para hacer verde todo el hidrógeno que se utiliza para la industria, fertilizantes y otros usos, se necesitaría un parque renovable exclusivo del doble de tamaño del que ahora ya existe en el mundo. Por eso recientemente un profesor decía que hoy en día el hidrógeno verde no es una solución, sino un problema. La mejor manera de estar expuestos es mediante las renovables necesarias para generarlo, como son la eólica marina, la terrestre y la fotovoltaica, que sí son energías baratas.
¿Están presentes en los mercados emergentes?
En Latinoamérica tenemos a Neoenergia, filial de Iberdrola, que está a una valoración ridícula y con unos retornos muy, muy altos. Al invertir en eléctricas, uno de los principales factores a tener en cuenta es la seguridad de la regulación, y es en Brasil donde me encuentro más cómodo dentro de la región. En cuanto a China, estamos en Xpeng, que fabrica vehículos eléctricos y está intentando llevar a cabo un plan estratégico muy parecido al de Tesla.
¿Considera que hay mucho ecolavado entre las empresas del sector de la energía?
Algunas compañías lo hacen, pero no pienso que entre ellas esté ninguna española. De todas formas, la mejor manera de solucionarlo es revisar la manera en que la Unión Europea marca si una compañía es verde o no. Se ha creado un grupo de expertos, pero entiendo que no lo son en compañías eléctricas, sino en el sector financiero en general, y han intentado estandarizar algo que no es estandarizable.
¿Cómo afrontan la segunda mitad del año?
Esperamos que el mercado vuelva a los fundamentales. No podemos decir que nuestras compañías no se puedan ver impactadas por una recesión, pero pensamos que deberían hacerlo mejor. No estamos en 1970 o 1980, cuando el precio del petróleo se disparó y la industria aumentó inversiones en hidrocarburos. Ahora, si los precios de la energía aumentan, lo que debemos hacer es incrementar las renovables, mucho más baratas, medioambientalmente mejores y que solucionan el problema geopolítico de producir energía propia.
Fuente: Cincodias.elpais.com