Las generaciones más jóvenes nunca sabrán qué significa perder la conexión a Internet cuando otro miembro de la familia descuelga el teléfono, ni se enfrentarán a tiempos de descarga que pueden medirse en días, meses o incluso años. Las increíbles mejoras que la conectividad ha experimentado en las últimas dos décadas han logrado que navegar por la web y consumir contenido resulte tan cómodo y ágil como encender la televisión y cambiar de canal. Fricción cero, máxima comodidad. Sin embargo, la promesa del metaverso, con sus exigencias de inmediatez y…
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