Las generaciones más jóvenes nunca sabrán qué significa perder la conexión a Internet cuando otro miembro de la familia descuelga el teléfono, ni se enfrentarán a tiempos de descarga que pueden medirse en días, meses o incluso años. Las increíbles mejoras que la conectividad ha experimentado en las últimas dos décadas han logrado que navegar por la web y consumir contenido resulte tan cómodo y ágil como encender la televisión y cambiar de canal. Fricción cero, máxima comodidad. Sin embargo, la promesa del metaverso, con sus exigencias de inmediatez y calidad de experiencia, podría provocar que los últimos millenials y los centenialls vivan su propia versión de Internet del Pleistoceno.
Desde que Mark Zuckerberg decidió dejar de lado las redes sociales típicas de la Web 2.0 como Facebook y apostarlo todo al metaverso con su propia plataforma inmersiva Horizon Worlds (el cambio fue tan drástico que incluso se llevó por delante el nombre de la compañía, que pasó a llamarse Meta), no hay industria que se precie que no haya empezado a trastear con esta nueva versión de los entornos digitales. Solo en los cinco primeros meses de 2022 las inversiones en esta tecnología superaron los 120.000 millones de dólares a nivel mundial, casi llegando a triplicar los 57.000 millones de dólares que se invirtieron en todo 2021, según un informe de McKinsey.
Gracias a esta inyección de capital, el número de entornos y proyectos del metaverso no hace más que crecer, con cada vez mejores prestaciones. Como todo desarrollo tecnológico, seguirá una rápida evolución hasta convertirse en ese oasis inmersivo, sensorial e hiperrealista como el que mostraba la película Ready Player One (2018). Aunque todavía estemos lejos de ese nivel, la conectividad va a evolucionar todo lo que sea necesario para conseguir una conexión a Internet tan robusta que elimine la latencia al máximo y permita velocidades de descarga y streaming a las que aún no estamos acostumbrados.
La estrecha relación entre el metaverso y la industria de las telecomunicaciones será uno de los temas protagonistas del evento FYUZ, que se celebrará en la capital española los próximos 25, 26 y 27 de octubre en Ifema. Bajo el lema “The only event where you can taste the future of connectivity” (“El único evento en el que puedes saborear el futuro de la conectividad”), albergará tres cumbres (Open RAN Summit, Telecom Infra Project Summit y Metaverse Connectivity Summit) con ponencias sobre tecnología, gastronomía, telecomunicaciones, conectividad y metaverso, de la mano de líderes internacionales de dichos sectores, como el vicepresidente de Conectividad en Meta, Dan Rabinovitsj, la directora de Alianzas de Conectividad en Meta, Samira Naraghi, el presidente de TIP y director de Arquitectura de Red de Vodafone, Yago Tenorio, el CTO de Telefónica, Enrique Blanco, y la directora científica de Tecnologías Inalámbricas del Instituto de Investigación de China Mobile, Chih-Lin I, entre otros.
GASTRONOMÍA PARA ALIMENTAR EL INGENIO
Si entre la lista de temáticas le sorprende la presencia del sector culinario, sepa que su inclusión se debe a que actuará como aderezo transversal del encuentro para despertar la imaginación y cumplir el objetivo de FYUZ de impulsar la innovación en el sector de las tecnologías de la información para hacer del metaverso una realidad. Y es que, además de las ingentes inversiones tan necesarias para acelerar el despliegue de la conectividad 5G y masificar la adopción de los estándares Open RAN, el metaverso requerirá de grandes dosis de ingenio para empezar a ofrecer productos y servicios diferenciales que le permitan distinguirse de una vez por todas de los meros entornos virtuales que le preceden, como Second Life y Roblox. Por eso tendrán un papel destacado en el evento algunos de los chefs españoles más reconocidos: Dabiz Muñoz, Jordi Cruz y Quique Dacosta.
Porque el metaverso aspira a ser mucho más que una simple página web con avatares de usuarios en 2D. “El metaverso ofrece un tipo de intuición imposible de conseguir de cualquier otra forma”, dijo hace unos meses a Retina el fundador de la plataforma educativa gratuita Khan Academy, Salman Khan. Aunque el experto defiende a ultranza la importancia de las habilidades tradicionales como la lectura y la escritura de calidad, también valora las oportunidades educativas que ofrecerán los entornos virtuales inmersivos: “En la vida real no puedes entrar en un reactor nuclear, pero en el metaverso, sí. Y lo mismo pasa con las leyes de Newton y la Teoría de la Relatividad, resultan contraintuitivas para los estudiantes, pero imagina poder experimentarlas en una realidad virtual que te pone a la deriva en el espacio”.
Su visión es solo un ejemplo de lo que la humanidad podría conseguir gracias al metaverso, pero, para ello, será necesario que la tecnología evolucione no solo dentro de sus propias prestaciones, sino también desde la infraestructura técnica que la sustenta: la conectividad. De nada servirá una escuela inmersiva capaz de visualizar las ilógicas leyes de la física cuántica si se queda colgada cada dos por tres. Los primeros usuarios de Internet tuvimos que navegar por su génesis con un montón de retos mediante. Ahora, gracias a las iniciativas como FYUZ, tal vez los primeros pasos del metaverso resulten mucho más amigables.