Cuando el viajero piensa en República Dominicana, la primera imagen que le viene a la cabeza es la de una playa de documental. Asociar este país caribeño con aguas de color turquesa, largos arenales de color talco y palmeras derramadas hasta la orilla es algo prácticamente instantáneo. Tampoco resulta difícil fantasear con sus islas y cayos, sinónimo de unas vacaciones de ensueño, o verse entre los contagiosos ritmos de la bachata y el merengue con una copa de ron de altísima calidad en la mano. Mucho menos frecuente es que,…
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