Apple abre el camino a las tecnológicas para ofrecer productos bancarios

Apple ha abierto el camino para que las grandes tecnológicas entren en el negocio bancario. La firma de la manzana anunció recientemente un acuerdo con Goldman Sachs para ofrecer a los clientes de Estados Unidos cuentas bancarias con una alta remuneración, del 4,15% anual, muy superior a la que ofrecen los propios bancos. Más allá de la oferta agresiva, se trata de un movimiento clave en el intento de las tecnológicas por prestar servicios bancarios. Aunque el sector financiero ya había sellado anteriormente alianzas con las BigTech, se trata de la primera vez que una de estas empresas ofrece en un producto tradicional y exclusivamente bancario como son las cuentas y los depósitos de clientes.

En los últimos años, la banca viene mirando de reojo los movimientos de las grandes tecnológicas ante la amenaza de que den el salto al negocio financiero. Sin embargo, estas compañías habían andado con pies de plomo para evitar convertirse en un banco y estar sometidas a la extensa y estrecha regulación y supervisión bancarias. En ese sentido, la alianza de Apple con Goldman Sachs se trata de un movimiento que permite esquivar esa regulación y hacer la incursión en los productos bancarios.

“Acuerdos entre tecnológicas y bancos ya ha habido antes, por lo que la novedad es relativa. Es verdad que el hecho de que se aproximen al core bancario, como son los depósitos, le da alguna singularidad. Es un paso más en la dirección de la entrada de estas empresas en los servicios financieros, algo que ya está en el radar de los reguladores bancarios globales. No debe olvidarse que las Big Tech prestan servicios de gran importancia a los bancos en materia tecnológica”, explica Francisco Uría, socio responsable global de banca y mercado de capitales de KPMG.

Anteriormente, Google ya sondeó lanzar cuentas de ahorro y Facebook incluso planteó convertirse en un banco. Pero hasta ahora se habían limitado al mundo de los pagos y productos, la financiación y el pago aplazado.

“Si bien esta es la primera incursión de Apple en ofrecer un producto de depósito para consumidores, ha estado estableciendo su posición en el sector de servicios financieros en los últimos años, con Apple Pay, Apple Card, Apple Pay o Apple Later. Su estrategia se basa en construir su ecosistema, con una base de clientes cautiva y ferozmente leal y una marca sólida”, considera Charles Abraham, socio responsable de servicios financieros de Mazars en Estados Unidos.

Guerra por los datos

Porque de fondo, los expertos explican que banca y tecnológicas libran una batalla por el control de los datos. Las BigTech se han especializado en recopilar y explotar los datos de millones usuarios que utilizan sus sistemas para comercializar productos a los clientes. Y en esa pugna, la banca quiere mantener la interacción directa con sus clientes.

“Las entidades bancarias han sido reticentes a alcanzar este tipo de acuerdos porque son alianzas con actores muy poderosos. La cuestión de fondo es quién es el dueño en la relación con el cliente y quien explotará los datos. Y es verdad que las tecnológicas son enormemente capaces de conseguir la monetización de los datos y los bancos a día de hoy no lo son tanto. Todo esto forma parte de la ecuación y explica por qué los bancos han sido reticentes a entrar en este tipo de operaciones”, añade Uría.

El principal objetivo de las tecnológicas es facilitar la compra al cliente y obtener información de sus hábitos de pago. Los productos bancarios son solo el medio de obtener más información. “Es un movimiento lógico porque los servicios financieros les permiten facilitar el crecimiento de su negocio apalancándose en el conocimiento que ya tienen del cliente. Además, este movimiento se ve facilitado porque existen diversas plataformas que se ofrecen como marca blanca para que cualquier empresa pueda ofrecer productos financieros sin necesidad de obtener una licencia bancaria y delegando la gestión regulatoria en un tercero”, explica Luis Martín González, responsable de Banking de Accenture para España, Portugal e Israel.

De todas formas, las tecnológicas aún tienen que vencer varias barreras para extender este tipo de alianzas en Europa. La férrea regulación y la negativa de la banca a ceder el control de la relación con el cliente dificultan la firma de acuerdos con las entidades. Al menos de momento.

“La cuestión no es si las tecnológicas van a entrar en el negocio bancario porque hay una trayectoria por la cual cada vez están más presentes, sino cuáles van a ser las condiciones regulatorias y supervisoras bajo las que se les permite esa entrada y cuáles son las condiciones que deberán cumplir, incluidas cuestiones como protección de datos que en Europa son muy relevantes”, avisa el socio de KPMG, Francisco Uría.

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