Movilidad sostenible, clave en la descarbonización de las grandes empresas

No queda mucho tiempo, pero todavía se puede lograr. Este es el mensaje principal del informe AR6-SYR del IPCC, la organización mundial de las Naciones Unidas (ONU) encargada de evaluar la ciencia relacionada con el cambio climático. Se refiere al objetivo de limitar el calentamiento global por debajo de los 1,5 o C.

Concretamente, los expertos del IPCC estiman que las emisiones de efecto invernadero —responsables en gran medida de ese calentamiento global— deben reducirse al menos el 43% para 2030 respecto a los niveles de 2019, y al menos el 60% para 2035. También asegura que esta es la década decisiva para lograr una meta en la que las grandes corporaciones tienen mucho que decir.

Objetivo: reducir la huella de carbono

Efectivamente, cada vez son más las grandes compañías que tratan de mantener a raya su huella de carbono con objetivos corporativos exigentes y estrategias alineadas con estas metas. Actuar sobre la propia movilidad de las empresas es una de las áreas que más pueden contribuir a reducirla.

La eficacia de este tipo de medidas se demuestra en ejemplos como el de Mapfre, que ha logrado disminuir ya el 26% su huella de carbono total respecto a 2019 con un enfoque global con acciones como la sustitución de su flota de vehículos convencionales por otros híbridos o eléctricos; la restricción de combustibles fósiles y electricidad, o la reducción de los viajes de negocio y los desplazamientos de sus empleados a los centros de trabajo.

Menos viajes de negocio

Mapfre ha estudiado la movilidad de sus empleados y ha puesto en marcha una serie de medidas destinadas a hacerla más sostenible. No en vano, tanto los viajes de negocio como los desplazamientos diarios al centro de trabajo representan más del 65% de las emisiones totales de esta corporación.

Concretamente, la compañía decidió aprobar e implantar una nueva política de viajes con una doble vertiente: eliminar los desplazamientos innecesarios y fomentar el uso de transporte sostenible en aquellos que no se pueden evitar. Por ejemplo, se promueve el uso del tren de alta velocidad frente al avión. Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), viajar en tren de alta velocidad ahorra hasta el 90% de las emisiones de carbono respecto a volar.

Esta política ha contribuido a que la huella de carbono procedente de los desplazamientos de negocios de Mapfre en 2022 fuera el 68% menor que la registrada en 2019. En países como Honduras (97%), Paraguay, Uruguay y Venezuela (96%) o Panamá (95%), la disminución ha sido especialmente llamativa.

Sustituir la flota de vehículos convencionales por otros híbridos o eléctricos y reducir los viajes de negocio y los desplazamientos de los empleados a la oficina son algunas de las medidas que ha adoptado Mapfre.

En cuanto a los desplazamientos diarios a la oficina, Mapfre ha implantado de manera gradual y permanente modelos híbridos que aúnan la presencialidad con el trabajo en remoto. En 2022, la huella de carbono asociada a esta movilidad disminuyó el 14% respecto a 2019.

El trabajo híbrido se había implantado ya en once países al cierre de 2022. Este modelo no solo persigue aumentar la sostenibilidad ambiental de la actividad de la compañía, sino también mejorar la productividad, la agilidad y la eficiencia de las personas que trabajan en ella.

Resultados sin grandes inversiones

El caso de Mapfre es ilustrativo sobre cómo una gran corporación puede apoyarse en la movilidad sostenible de sus empleados para alcanzar sus objetivos de reducción de huella de carbono, sin necesidad de destinar una gran cantidad de recursos.

Así lo destaca el director de Medio Ambiente de Mapfre, Jacinto Muñoz: “Se trata de un plan muy ambicioso, con objetivos medibles, alcanzables y realistas, que apenas contempla una inversión extraordinaria”.

La apuesta por la movilidad sostenible dentro de la propia compañía también apoya de manera decisiva a otras metas contempladas dentro del plan de sostenibilidad de Mapfre, como aquellas relacionadas con la reducción de uso de combustibles fósiles. En este sentido, la compañía ha reducido el 9% su huella de carbono vinculada principalmente al consumo de combustibles en 2022. La sustitución progresiva de su propia flota de vehículos, con motores de combustión convencional, por otros híbridos o eléctricos ha tenido mucho que ver con ello.

Concretamente, el 15% de la flota de Mapfre ya se corresponde con este tipo de vehículos electrificados. En 2030, la compañía aspira a que toda su flota esté compuesta exclusivamente por automóviles híbridos o eléctricos.

Reducir el impacto ambiental de una corporación pasa por observar lo que ocurre dentro de ella, identificar áreas de mejora e intervenir sobre ellas. La movilidad es, sin duda, un buen punto de partida.

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