Por vulgaridad en las letras se enciende el debate sobre artistas urbanos

Ynmaculada Cruz Hierro
Santo Domingo, RD

Las letras vulga­res en la mú­sica urbana vuelve a ser el centro de dis­cusión en estos días. Se plantea, como en otras oca­siones, que este tipo de can­ciones promueven un alto grado de sexualidad y vio­lencia, marcando un com­portamiento no apto en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes.

Aunque los defensores argumentan que las letras vulgares son el reflejo de una marginalidad expues­ta en el más alto grado de sus niveles, figuras del me­dio insisten en los cuestio­namientos.

En estos días el debate ha vuelto a las redes sociales con los humoristas Cheddy García, Fausto Mata y Mi­guel Céspedes (quien lue­go se retractó), quienes han exclamado su preocupación ante el tema, al que definen como una problemática so­cial que debe de ser toma­do en cuenta por las nuevas autoridades.

Esto ha implicado un gran desafío tanto para Cheddy como para Faus­to, ya que sus declaracio­nes han desencadenado una ola de críticas y fuer­tes comentarios departe de los amantes y consumido­res de este género musical, acusándolo de doble mo­ral y detractores del movi­miento.

Cantantes

Ayer, el salsero Alex Matos y el cantautor Wason Bra­zobán se sumaron a la dis­cusión. Matos no culpó a los cantantes urbanos, sino más bien, a los consumido­res de este tipo de tema, in­cluyéndose.

“Quienes les consumi­mos su música explícita, en la que hablan de drogas, sexo y violencia somos los culpables”, escribió en un post Alex Matos.

Brazobán, en cambio, trajo como ejemplo que la canción “Despacito” (Luis Fonsi y Daddy Yankke) con letras limpias, es el tema ur­bano más exitoso de todos los tiempos. Expuso que con los comentarios ofen­sivos que han hecho los se­guidores del ritmo les da la razón a quienes critican.

“Tenemos una parte de nuestra juventud totalmen­te descontrolada que tú les das un consejo y te ofen­den”, sostuvo.

Cheddy y Fausto son el vivo ejemplo haber salido de la marginalidad y de lle­var un trabajo en la panta­lla más limpio y terminado, inclusive hasta convertirse en figuras del cine domini­cano. Así lo ha analizado el musicólogo Manuel Betan­ces, conocedor del compor­tamiento musical, quien también reconoce que el ac­tual debate por la música urbana por parte de los hu­moristas es una porción del menú farandulero de estos días.

“Es importante recor­dar que a esos humoristas que surgieron en el canal 5 también se les atacó porque venían del barrio y fueron acusados de chopos y’ vul­gares, pero supieron trans­formar su propuesta artísti­ca”, apunta Betances.

En cuanto a la música ur­bana, el especialista aduce que, por lo general, se habla sin el debido conocimiento de lo que sucede en la reali­dad del género.

También resalta que los dominicanos consumen el hip hop, rap y gangsta rap, pero estos exponentes no son atacados como lo hacen con los jóvenes que salen de los barrios marginados de República Dominicana.

“La música urbana es el resultado de una realidad latente, al igual que en Es­tados Unidos recrea hechos sociales de la marginalidad. Cuando comienza el rap en los años 70 expresa la opre­sión que se vivía a la raza negra. Los jóvenes de nues­tros barrios solo exponen en su música lo que les ha toca­do vivir en su entorno”, ex­pone Betances.

Destacó que no ve sano definir a todos sus exponen­tes como una generación de delincuentes, aunque ha­ya uno o dos de comporta­miento cuestionable.

“Por eso el asunto de lim­piar las letras es como qui­tarle el sazón al sancocho, la materia prima de sus com­posiciones que son sus vi­vencias”, afirmó.

OPINIONES

Responsabilidad.

El musicólogo Luis Be­tances entiende que el contenido de las letras del género urbano no ne­cesariamente determine el comportamiento de la niñez y los jóvenes, cuan­do la responsabilidad de la educación la tienen los padres y maestros.

Dagoberto Tejeda.

El sociólogo y folkloris­ta Dagoberto Tejeda a planteado que lo que se vive hoy día no es más que una “expresión de la juventud” en busca su identidad. Como sociólo­go ha dejado claro que la música urbana es un re­fugio de jóvenes exclui­dos socialmente, incon­formes que buscan una oportunidad y ser escu­chados

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