Tras el acero y el aluminio, llegó el turno de los tomates.
El gobierno de Donald Trump puso fin al Acuerdo de Suspensión del Tomate por el que la industria mexicana tomatera estaba exenta del pago de aranceles para introducir su producto en el mercado de Estados Unidos.
La medida se traduce en la imposición de una cuota compensatoria del 17,5% que los exportadores mexicanos de tomate o jitomate tendrán que empezar a pagar ya desde esta semana.
Constituye además una victoria para los productores de Florida, que llevan años denunciando supuestas prácticas de dumping (bajada artificial de precios) por parte de los agricultores mexicanos.
La decisión despertó críticas no solo desde México sino también dentro de Estados Unidos.Saltar las recomendacionesQuizás también te interese
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Fin de las recomendaciones.
¿Cuáles pueden ser algunos de sus efectos?
1. Tensión de las relaciones México-EE.UU.
Vigente desde 1996, el Acuerdo de Suspensión del Tomate surgió a raíz de una petición de Florida al Departamento de Comercio estadounidense para que iniciara una investigación antidumping sobre la industria mexicana del tomate.
El gobierno de EE.UU., presidido entonces por el demócrata Bill Clinton, decidió no adoptar medidas proteccionistas y firmó el acuerdo de suspensión, revisable cada cinco años.
El convenio estableció que los productores mexicanos de tomate no tenían que pagar cuotas compensatorias por sus exportaciones.
Sin embargo, el gobierno de Trump dio un giro en la última revisión del acuerdo e informó el pasado febrero que se retiraría del mismo el 7 de mayo, como así ocurrió.
«El Departamento de Comercio sigue comprometido en asegurar que las industrias nacionales de EE.UU. tienen protección respecto a prácticas comerciales injustas», declaró en un comunicado el Secretario de Comercio Wilbur Ross el pasado martes.
Para Sergio Esquer, vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario de México (CNA), la postura del gobierno de Trump puede contaminar las relaciones comerciales entre ambos países.
México y Estados Unidos «nos necesitamos, somos complementarios», le dice Esquer a BBC Mundo.
«Entre México y EE.UU. hemos tenido mal que bien una estabilidad y armonía a pesar del TLC y de algunos problemas que tuvimos con temas de asimetría, donde unos tuvimos que correr más que otros hacia la tecnología y la productividad.
«Creo que va a haber presión de parte de productores importantes de EE.UU. en materia de granos y otros productos que son conscientes de que esto puede contaminar otras relaciones o acuerdos bilaterales», añade Esquer.
2. Subida del precio de los tomates
Más de la mitad (54%) de los tomates que se venden en Estados Unidos procede de México.
En 2018, las exportaciones de este producto casi alcanzaron los US$2.000 millones.
La Universidad Estatal de Arizona advirtió que la ruptura del acuerdo de suspensión puede suponer subidas de precio de entre el 40 y el 85% para las cuatro importaciones de tomate de México más populares: tomate en rama, maduro, Roma y de campo o de corazón de buey.
Lance Jungmeyer, presidente del grupo de importadores estadounidenses Fresh Produce Association of the Americas (FPAA) con sede en Nogales, Arizona, incide en este punto.
«El final del acuerdo hará que se impongan aranceles y esto causará una subida de precios que recaerá sobre los consumidores y hará que disminuya la demanda«, explica Jungmeyer en conversación con BBC Mundo.
3. Pérdidas para las industrias de México y EE.UU.
La bajada en la demanda dentro de EE.UU. tendrá efectos en la producción tomatera al otro lado de la frontera.
Organizaciones de tomateros calculan que unos 1,4 millones de jornaleros mexicanos se pueden ver afectados por la decisión del Departamento de Comercio de EE.UU.
Con la imposición de la cuota compensatoria, las pérdidas anuales para la industria pueden ascender a US$350 millones.
El vicepresidente del CNA le dice a BBC Mundo que todavía es pronto para poner una cifra a las pérdidas.
«Aún no tenemos datos fríos sobre el costo de los aranceles, lo que sí sabemos que es que ya nos llegó la fecha de empezar a pagar la cuota compensatoria, que es donde no nos hubiera gustado llegar.
«Empezar a pagar esta cuota ya implica una primera liquidez que los productores de tomate en México no necesariamente van a tener la capacidad de pagar», expone.
La industria importadora de tomate mexicano en EE.UU. también se verá afectada.
Desde la FPAA afirman que el sector está sano gracias a las empresas estadounidenses que decidieron importar productos de México.
Un informe del Servicio de Investigación Económica del Departamento de Comercio constató que el consumo per cápita de tomates casi se duplicó en los últimos 30 años.
4. Fortalecimiento de las posturas proteccionistas
Los grandes beneficiados de la imposición de aranceles al tomate mexicano son los productores de Florida.
Ellos fueron los que en un primer momento levantaron la voz y ahora se muestran satisfechos con la medida adoptada por el Departamento de Comercio.
«Este es el día que esperábamos desde hace tiempo», señaló Michael Schadler, vicepresidente ejecutivo de la organización Florida Tomato Exhcange.
«A no ser que se alcance un acuerdo de suspensión nuevo y muy mejorado, nos alegramos por la reanudación del caso antidumping porque los distintos acuerdos de suspensión de los últimos 23 años no han funcionado», dijo.
La batalla contra el dumping comenzó hace décadas, pero en esta etapa final fueron los senadores republicanos por Florida Marco Rubio y Ted Yoho quienes hicieron presión por el cambio.
Para Jungmeyer, de la FPAA, las acusaciones de dumping no tienen fundamento y, a la larga, la decisión del Departamento de Comercio no mejorará la situación de los productores de Florida ya que, a su entender, el problema radica en que su tomate es menos popular entre los consumidores estadounidenses.
«Los productores de Florida están cultivando un tomate que los consumidores no quieren comprar«, sostiene.
Desde el CNA, Sergio Esquer tiene una opinión similar.
«El tomate mexicano es muy diferente del tomate de Florida. Es un tomate que se madura naturalmente en la planta. El de Florida y California es un tomate que se corta en forma diferente y se tiene que madurar artificialmente a través de cámaras de gas», señala.
«La industria evolucionó mucho. Quizá hace 22 años sí había una competencia muy pareja, pero hoy ya son tomates de otra dimensión», indica.
En cualquier caso, la suspensión del acuerdo del tomate no es definitiva.
Las autoridades de Estados Unidos llevarán a cabo una nueva investigación antidumping y, en caso de que se determine que el tomate mexicano no causó perjuicio a los productores estadounidenses, se reembolsará el dinero recaudado con las cuotas compensatorias.
Tanto Esquer como Jungmeyer confían en que esta nueva evaluación termine por dar la razón a los productores mexicanos.
«Creo que, aunque se contaminó políticamente, políticamente también se tiene que resolver el conflicto, porque de eso van a depender otras cosas», afirma Esquer.
Entre esas cosas a las que se refiere Esquer está la ratificación del nuevo tratado de libre comercio entre Canadá, México y Estados Unidos (T-MEC), que todavía tiene que producirse en las respectivas cámaras legislativas.
«No se la pueden jugar por un tema del tomate, porque esto puede tener un efecto dominó. Esto se va a resolver bien porque están en juego muchísimas cosas, y no solo por eso, sino porque el acuerdo de suspensión ha sido y es un buen instrumento para el tema del tomate», concluye.
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Fuente BBC