En los últimos años, el turismo en República Dominicana interno y de no residentes ha sufrido una serie de transformaciones digitales, como la migración desde los hoteles tradicionales hacia nuevas plataformas como Airbnb. Según informaciones disponibles, a marzo 2019 la cantidad de propiedades activas en Airbnb ascendía a 17,545 en el Distrito Nacional, La Altagracia, Puerto Plata, Samaná y La Romana sumados (principales polos turísticos del país), lo que equivalía al 22% de las 80,372 habitaciones hoteleras disponibles en el país al cierre de 2018.
Solo en la provincia de La Altagracia ya existían 4,633 propiedades activas en Airbnb a marzo 2019 y la tasa de ocupación se ubicaba en 45%. Sin embargo, la provincia donde más se concentraba el alojamiento era en el Distrito Nacional, con una tasa de ocupación de 68%.
Una de las razones por la cual se opta por alojamientos a través de Airbnb en vez de hoteles es por su facilidad de registro, en conjunto con las comodidades que ofrecen a un precio relativamente atractivo. Solo basta con tener un teléfono móvil y conexión a internet para contactar un propietario y realizar una reserva de manera casi instantánea.
Con el incremento en la densidad poblacional de las provincias del Este y el Distrito en República Dominicana, la demanda por alojamiento aumenta como consecuencia. Los propietarios de inmuebles pueden registrar sus apartamentos o casas en Airbnb y arrendarlas para obtener utilidades a un costo relativamente bajo, de manera sencilla y rápida. Esto explica, en gran parte, el crecimiento exhorbitante en inmuebles disponible en los destinos turísticos en nuestro país, donde se ha vuelto muy rentable poseer una vivienda en provincias como Samaná o La Altagracia y arrendarla a turistas.
Actualmente, el ingreso promedio mensual de los inmuebles arrendados en la plataforma de Airbnb en República Dominicana alcanza US$918 en Santo Domingo, incluyendo las cuotas por limpieza. En el caso de La Altagracia este ingreso mensual promedio se ubica en US$1,544 el hogar, y en Samaná es de US$1,265.
¿Cómo esto afecta a la economía?
Las personas responden a incentivos. Como ahora las propiedades “vacacionales” son más rentables, las personas que poseen algún inmueble se ven motivadas a arrendar su vivienda y generar beneficios. Cuando otras personas se enteran de este tipo de negocio, optan por adquirir algún apartamento o casa para arrendar y obtener ganancias también, expandiendo así el mercado. Con esta expansión, los préstamos hipotecarios se vuelven más atractivos y las entidades financieras pueden ver oportunidades beneficiosas dentro del mercado inmobiliario.
En adición a esto, el mercado hotelero se ve en la necesidad de innovar para poder competir con esta demanda creciente de alojamiento a bajo costo. No es irracional pensar que en algunos años, el mercado de Airbnb forme gran parte de la estructura inmobiliaria de las zonas turísticas, y aquellos que decidan invertir en esta industria emergente en su etapa de desarrollo puede que recojan retornos significativos en un futuro no muy lejano.