Tres años después de construir una máquina para eficientizar las labores manuales de la fábrica de casabe de un amigo y luego de iniciar el proceso de patentización, Arcadio Sánchez y su hijo Natanael resultaron finalistas en una competencia de tecnología y ganadores de un concurso internacional que le permitió acceder a un 90% del costo de patentizar su innovación.
Arcadio Sánchez Batista domina diversos oficios como la plomería, la electricidad doméstica, la ebanistería, la soldadura, así como el arte de la pintura. También elabora manualidades con material reciclado y funge como maestro constructor. Cuenta que no tenía planteado crear una máquina para concursar, sino para resolver un problema.
La insistencia de sus amigos para que registrara su proyecto lo hizo acudir, junto con su hijo Natanael Sánchez, al Centro de Apoyo a la Tecnología y la Innovación (CATI), en donde recibieron la información sobre la Competencia de Tecnología Apropiada, organizada por la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial (Onapi).
En 2016 la máquina “guayayuca” fue uno de los 10 mejores proyectos en el concurso de tecnología que organiza la Onapi con el apoyo de la Oficina Coreana de Propiedad Intelectual (KIPO) y KIPA.
Aunque no llegó a ocupar uno de los tres primeros lugares, su aparato pasó a ser el primero de los seleccionados para representar al país en una competencia internacional donde compitieron 17 países, con 52 iniciativas.
Arcadio y Natanael Sánchez han confeccionado unas 20 trituradoras “guayayuca” domésticas.
La guayayuca resultó seleccionada como una de las dos creaciones más completas para avanzar en la investigación y desarrollo de su propuesta, una etapa que cuenta con el apoyo de Corea del Sur y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).
Al presentar la máquina que fue construida con unos RD$1,000, los Sánchez comprobaron que podía guayar 100 libras de yuca en 10 minutos, 45 cocos en 15 minutos, 100 guineos verdes en dos minutos, entre otros alimentos de diversas texturas.
Guayayuca doméstica
Natanael, sorprendido, indica que desconoce las modificaciones que se introducirán en su innovación a partir de la participación del Onapi y el Intec. “Nadie nos ha dicho cómo va el proceso, hasta la fecha no nos han contactado para nada”.
Esa incertidumbre de saber cómo quedaría el modelo llevó la imaginación de Arcadio a modificar su producto y crear una guayayuca doméstica que cumple con las mismas funciones que la del primer diseño. La diferencia está en el tamaño y que el nuevo aparato no tiene recipiente para retener los alimentos guayados.
La máquina “guayayuca” fue uno de los 10 mejores proyectos en el concurso de tecnología que organiza la Onapi.
En dos días Arcadio confeccionó el nuevo modelo. “La construí sin ninguna dificultad, a mano, en mi taller improvisado. Su funcionalidad es la misma, mantiene la eficacia y cuenta con materiales galvanizados de mayor calidad”, cuenta.
“Yo con un taller de verdad podría producir unas cuantas en serie y con la ayuda de varios colaboradores el trabajo sería más rápido”. Con estas palabras señala su deseo de impulsar empleos para su comunidad desde el garaje de su casa, ubicada en el Ensanche Luperón, del Distrito Nacional.
Proceso de patentización
Los innovadores dijeron que su prototipo fue calificado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) como “un equipo funcional” de características industriales que podría reemplazar la labor de 10 hombres juntos.
A pesar de que el director adjunto de KIPO, ingeniero Kim Youngtae, inspeccionó el artefacto junto a unos representantes de la Onapi y lo calificó como “una tecnología apropiada” que contribuiría con diversas fábricas, sus propulsores no han podido patentizar la innovación, pese a estar dentro de los beneficios otorgados por Corea.
“El mismo profesor Kim dijo que no podría hacer la máquina más funcional, pues ya era ciento por ciento efectiva como fue diseñada. Observó hasta cómo fue colocado el guayo interno y cómo están distribuidos los pines para lograr triturar de forma rápida los productos”, indicó Natanael.
Los Sánchez recuerdan que Kim hasta guayó yuca en ella y al día siguiente, los contactaron para informarles que la máquina cumplía con las expectativas de innovación requerida para un proyecto de seguimiento y desarrollo que auspicia Corea.
Los innovadores, al no poder costear la patente, se preguntan qué pasará con su iniciativa, ya que la Onapi les informó que tendrían que pagar unos RD$70,000 para asentar su artilugio.
Características de la guayayuca
Arcadio cuenta que luego de que observó el proceso de preparación del casabe en la fábrica de su vecino, donde se reunían ocho personas para guayar yuca, “me dije, esa técnica de guayado es muy compleja para el fabricante. Además de la poca higiene que se percibe del guayo, los colaboradores se cortaban, sudaban y al tiempo los guayos se oxidaban”.
Sánchez se imaginó la máquina y procedió a crear un diseño. Con la ayuda tecnológica de su hijo, Natanael, un martillo, algunos materiales pudieron construir un cajón de metal parecido a un archivo que tiene un motor dentro y un guayo que agiliza el trabajo de las manos humanas.
La máquina no usa polea ni correas, o sea, que utiliza toda su fuerza eléctrica lo que reduce el consumo de energía, de fácil limpiado, hermética y segura ya que las manos de una persona no caben para llegar hasta donde está el guayo. Además, tiene un interruptor para el encendido y apagado sin la necesidad de desconectarla al instante, describen los innovadores. El nuevo modelo fue creado para el uso doméstico.