«Revolución informática» y novedad histórica en la gestión de los negocios públicos de Francia: Emmanuel Macron tiene una aplicación informática que le permite controlar, hora a hora, «medir» y evaluar la «eficacia» y «rapidez» de sus ministros poniendo en práctica, bien o mal, sus proyectos políticos.
Según las informaciones del matutino conservador Le Figaro y la emisora de información permanente BFMTV, el presidente de la República cuenta, para su uso personal, exclusivo, claro está, una aplicación que le permite «medir», hora a hora, el «ritmo» y «estado» de la realización de las órdenes cursadas por escrito o verbalmente a sus ministros.
La aplicación se llama oficialmente «Tableau de bord de la Transformation Publique» (Cuadro de mandos de la transformación pública). Transformación de… la enseñanza, la reforma del Estado, la gestión de los presupuestos nacionales, la gestión de todos los proyectos gubernamentales, de la lucha contra la polución a la reforma del bachillerato, pasando por un larguísimo etcétera sobre todas las grandes prioridades personales del jefe del Estado.
Ese cuadro de mandos tiene varias ventanas, que resumen con indicadores muy precisos, gráficos y cifrados el nivel de ejecución de las órdenes presidenciales (expresados en porcentajes «exactos»), en todos los terrenos y responsabilidades de cada ministerio.
Según Le Figaro, Macron trabajaría personalmente con esa aplicación informática desde hace meses, sin advertir de su existencia a los ministros «observados» y «seguidos».
Macron se sirvió de las informaciones de ese Cuadro de mandos durante el reciente seminario de trabajo, tras las vacaciones, lanzando esta advertencia: «O las reformas se realizan más rápido, y se comunican los resultados a la opinión pública, con rapidez y eficacia, o me veré obligado a cambiar a quienes no tengan resultados».
Según BFTV, Macron estaría satisfecho del ritmo de trabajo y eficacia de algunos ministros, como el de Educación, Jean-Michel Blanquer. Pero estaría descontento o insatisfecho de otros, potencialmente amenazados.
La aplicación informática que Macron puede consultar a cada instante, a través de su teléfono móvil o su ordenador personal, es una idea de su primer ministro, Édouard Philippe, del secretario general del Elíseo, Alexis Kohler, y del secretario general del gabinete del jefe de Gobierno, Benoît Ribadeau-Dumas. Son ellos quien han dado las órdenes pertinentes para que todos ministerios transmitan «en tiempo real» las informaciones básicas sobre la evolución de los trabajos en curso.
Se trata de una «revolución informática» en la gestión política y administrativa del Estado francés. Una novedad radical, de contornos todavía imprecisos.
Entre los ministros observados y seguidos, hora a hora, por el jefe del Estado, desde su teléfono móvil, la noticia ha causado la más profunda sorpresa, acompañada de un silencio evidentemente mortal: atreverse a criticar un control tecnocrático del trabajo político sería evidentemente catastrófico, ya que Macron podría ful