La conocida popularmente como ‘depresión navideña‘ no se considera un trastorno psicológico como tal, sino más bien un estado de ánimo negativo que aparece como respuesta a estímulos del entorno relacionados con la Navidad y que se corresponden con manifestaciones subclínicas como melancolía, cambios de humor, ansiedad, irritabilidad y apatía.
Se trata de una época del año que puede generar una fuerte ambivalencia. No solo es sinónimo de celebración, familia, alegría y compartir, sino que también puede traer consigo una serie de factores estresantes como los regalos que hay que comprar, los eventos o reencuentros sociales o el cierre del año desde el punto de vista económico y profesional.about:blank
Aunque en el imaginario común el llamado ‘Blues de Navidad‘ o depresión blanca se relaciona con un aumento de este tipo de trastornos (depresión, ansiedad y tristeza) e incluso con el incremento de tasas de suicidio, lo cierto es que según un estudio publicado en ‘Innovations in Clinical Neuroscience’, el número de visitas a los servicios de salud mental en esta época del año es inferior a la media, al igual que el número de conductas autolesivas, incluidos los intentos de suicidio.
El estado de ánimo general, sin embargo, sí que tiende a empeorar, probablemente como efecto de ese mito propio de esta época según el cual todo el mundo «está mejor en Navidad porque parece obligado estar alegre». Una idea que, por cierto, también las redes sociales contribuyen a amplificar.
Esto puede provocar un bajón en el estado de ánimo, sobre todo por parte de quienes sienten soledad y se ven excluidos de todo. También para quienes viven lejos de la familia y pasan la Navidad sin sus seres queridos las fiestas pueden ser amargas, nostálgicas y melancólicas. Con la ayuda de la psicóloga Anna Valentina Caprioli, experta de Buencoco, descubrimos lo que se esconde detrás de ese supuesto bajón de ánimo generalizado que se produce en Navidad.
¿Por qué a algunas personas les entristecen estas fechas? ¿Qué suele haber detrás de este bajón de ánimo?
Puede ser porque hayan perdido a alguien cercano recientemente, por haber roto una relación de pareja que duraba desde hace mucho tiempo, por tener familias conflictivas o asuntos familiares espinosos, por estar lejos de los seres queridos… Es normal sentir tristeza y dolor ante estas situaciones. Detrás del bajón de ánimo pueden esconderse sentimientos de pérdida y soledad.
¿Cuáles son los efectos que sobre estas personas tienen esos mensajes del tipo: «la Navidad es tiempo para estar feliz»?
Si durante las navidades sienten emociones negativas que pueden ir desde la tristeza a la ansiedad, pasando por la rabia este tipo de mensajes pueden hacer que se sientan poco normales.
¿Es realmente necesario intentar estar bien en estas fechas o debemos dar valor a lo que realmente estamos sintiendo?
Es importante reconocer y aceptar nuestros sentimientos. Está bien tomarse un tiempo para llorar o expresar lo que nos pasa y no podemos obligarnos a ser felices solo porque sea la temporada navideña. Eso sí, sentirse persistentemente tristes o ansiosos, no dormir, sentirnos irritables, sin esperanzas y/o ser incapaces de afrontar las tareas rutinarias son indicadores importantes de que ha llegado el momento de pedir ayuda.
¿Qué papel cumplen las redes sociales en estos sentimientos que afloran en Navidad?
El modo en el que influyen las redes sociales depende mucho del uso que le demos. Pueden ser útiles para normalizar cómo nos sentimos porque nos permiten conocer que otras personas pueden estar pasando por algo similar a lo que pasamos nosotros y darnos ideas sobre cosas que podemos hacer para sentirnos mejor, pero también pueden hacernos sentir «poco normales» porque no estemos haciendo lo mismo que el resto del mundo.
A algunas personas más que tristeza o melancolía les produce mucho mal humor vivir estas fechas, ¿qué podría haber detrás de ese sentimiento?
Las festividades a menudo requieren una gran cantidad de actividades como cocinar, comprar, limpiar y entretener, por nombrar solo algunas y si el Covid se está propagando en su comunidad, es posible que se agregue un estrés adicional o preocupación por nuestra salud y la de nuestros seres queridos. Durante estas fechas podemos sentirnos estresados o ansiosos porque nuestros planes puedan ser diferentes a lo que habíamos planeado.
Decálogo del autocuidado en Navidad
1. Reconoce y acepta las emociones que sientes, aunque sean diferentes a las de los demás.
2. Contacta con tus seres queridos y con tu comunidad. Hay muchas maneras de hacerlo, podemos buscar eventos sociales, ofrecer apoyo y compañía a alguien, hablar con un amigo o familiar sobre nuestras inquietudes, ofrecer nuestro tiempo como voluntarios o hacer algo para ayudar a los demás, etc.
3. Aceptar que las vacaciones no tienen que ser perfectas. A medida que las familias cambian y crecen, las tradiciones y los rituales a menudo también cambian. Podemos elegir mantener algunas tradiciones y crear otras nuevas.
4. Aceptar a nuestros familiares y amigos tal y como son, incluso si no cumplen con nuestras expectativas e intentar ser comprensivos si los demás se enojan o se angustian cuando algo sale mal. Lo más probable es que también sientan los efectos del estrés de las fiestas.
5. Ceñirse al presupuesto. Antes de comprar regalos y alimentos, es importante decidir cuánto dinero podemos gastar, no funciona intentar comprar la felicidad con una avalancha de regalos.
6. Planificar con anticipación las compras, las actividades de limpieza, las visitas a amigos y familiares, etc.
7. Aprender a decir no. Decir sí cuando deberías decir no puede hacerte sentir resentido y abrumado. Nuestros amigos y colegas entenderán si no podemos participar en cada proyecto o actividad.
8. No abandonar los hábitos saludables. La indulgencia excesiva solo aumenta el estrés y la culpa.
9. Respirar. Es importante sacar tiempo para nosotros mismos y dedicarlo a las actividades que disfrutamos.
10. Buscar ayuda profesional si se necesita.
¿Por qué son fechas que se prestan a la nostalgia o a la melancolía?
Las festividades están asociadas a tradiciones como estar en familia, reunirnos con nuestros seres queridos, intercambiar regalos, compartir comidas, entre otras, facilitan que se creen situaciones en las que recordemos nuestras pérdidas. Las pérdidas pueden estar relacionadas con personas, por ejemplo, algún familiar que ha fallecido, con lugares, que por ejemplo podrían haber sido destruidos por la guerra o un terremoto, o incluso con tradiciones, como por ejemplo cuando las personas se mudan a otro país con una cultura diferente.
Cuantas más pérdidas llevemos encima, más probable es que la tristeza nos acompañe en este periodo.
¿Por qué en estas fechas las mujeres son más propensas al estrés o a viviremociones como la melancolía y el agobio en esas fechas?
Aunque las cosas están cambiando, culturalmente suelen ser las mujeres las que se encargan de organizar las festividades, cocinar, limpiar e incluso, cuando estas labores son compartidas con sus parejas, es posible que sientan la responsabilidad sobre sus hombros, aunque la compartan con su pareja.
Otro motivo, relacionado siempre con los estereotipos de género, es que las mujeres pueden permitirse mostrar estas emociones sin que venga puesta en duda su identidad sexual. Por ello y, en consecuencia, están más acostumbradas a mostrar y compartir estas emociones. Es posible que los hombres las vivan, pero no se sientan libres de expresarlas o compartirlas con otros.
El síndrome de la silla vacía
Tal como explica la psicóloca, éste hace referencia a la sensación que se produce cuando pierdes a alguien especial para ti. Se llama síndrome de la silla vacía porque adquiere una intensidad especial en ocasiones en las cuales socialmente se espera que deberíamos estar celebrando y divirtiéndonos, como Navidad, un cumpleaños u otra fecha especial. En otras palabras, en los momentos en que estás rodeado de otras personas, el sentimiento de pérdida se acentúa por la ausencia de un ser querido.
No todos tenemos el mismo modo de lidiar con la tristeza que puede generar una pérdida y en las reuniones familiares cuando una pérdida es compartida, como por ejemplo la muerte de un familiar, puede ser difícil aceptar estas diferentes formas de gestionar el luto lo que puede crear conflicto o hacer sentir a las personas solas, incomprendidas o inadecuadas.