Incentivar políticas públicas para transformar el sistema de transporte es la misión que se ha trazado Cristina Alburquerque, una ingeniera industrial brasileña que hoy lidera el plan de Movilidad Urbana del Programa de Ciudades del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, su sigla en inglés) en su país natal.
Hoy más que nunca su foco está en lograr la transición a medios más limpios y eficientes con miras a aumentar la calidad del servicio público y reducir el impacto medioambiental.
Así lo contó la ejecutiva a DFSUD.com durante su visita a Santiago este jueves, a propósito del lanzamiento que hizo Uber de su vertical de negocio “Uber Green” con la que ofrece viajes con auto 100% eléctricos.
Alburquerque ha estado trabajando en conjunto con la plataforma estadounidense, brindando asesoramiento y apoyo en el desarrollo de la iniciativa que es parte de la apuesta de la compañía por ser carbono neutral a 2040.
Y es que el WRI tiene una alianza estratégica con la firma, así como con muchas otras plataformas y organizaciones, “con el fin de apoyar a dar visibilidad a las iniciativas”, explicó.
“La idea es atraer más inversión y atención hacia esas buenas iniciativas, para que sigan haciéndose y puedan escalar a otras ciudades y países”, agregó.
Ha sido apasionada del transporte desde que estudiaba su licenciatura en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, cuyo programa educativo incluía un área de especialización para esa industria.
Luego, hizo una Maestría en Sistemas de Transporte y una Especialización en Gestión de Proyectos, ambas en la misma institución. En base a esa experiencia pasó a ser gerenta en WRI, una organización mundial, no gubernamental, de investigación, que busca crear condiciones de equidad y prosperidad a través de la administración sostenible de los recursos naturales.
Alianzas público-privadas
Su labor, entonces, recae precisamente en asesorar y apoyar a las ciudades en el diseño e implementación de soluciones y políticas de transporte de alta eficiencia y bajas emisiones de carbono, incluida la electrificación del sector del transporte, la gestión de la demanda de transporte, la nueva movilidad sostenible, entre otros.
“En WRI empezamos apoyando la transición de los sistemas de transporte público, pero ahora estamos viendo también cómo las plataformas, por ejemplo, pueden ser complemento de esta red de movilidad”, detalló.
A su juicio, el objetivo principal es poder trabajar con alianzas entre el sector público y los privados, “pensando mucho en cómo tener buenos sistemas en nuestras ciudades, que sean cero emisiones y que maximicen el impacto en la población, mejorando la calidad de vida”.
En ese sentido, destacó el trabajo que se ha hecho en Colombia y en Chile, dos países que trazaron la apuesta como parte de “un plan nacional que ha permitido que todos los actores se involucren en el ecosistema de movilidad”.
“El Gobierno nacional hace una garantía para el inversionista, para que se atreva a destinar capital. El Estado tiene un rol de apoyar esa transición”, apuntó.
Astrid Mirkin, la ejecutiva que lidera la reestructuración de Rappi en la región
Desafíos y equidad
Ese es, a su juicio, uno de los principales desafíos que enfrenta la industria.
Una vez avanzado en ese sentido, Alburquerque aseguró que se abre el camino para las alianzas con otros actores privados, como ocurrió en el caso de Uber, que está trabajando de la mano con la plataforma de arriendo de autos Tucar, el fabricante Kia, Enel X Way, Inversiones Security y SQM.
El fin último, dijo, “es traer equidad”. “Que, en ese caso, todos los conductores y la población tengan la misma oportunidad de tener autos eléctricos más económicos, con menos emisiones y una mejor calidad de vida”, concluyó