Poco se sabe sobre la vida de Yang Kyoungjong, un coreano que nació en 1920 y que murió en Evanston (Illinois) en 1992, donde se quedó a residir tras ser liberado por el Ejército de EE.UU. a los pocos meses de acabar la Segunda Guerra Mundial.
La singularidad de este soldado anónimo es que luchó bajo tres banderas en el conflicto que acabó en 1945. Sirvió a la Armada Imperial de Japón, luego fue alistado en el Ejército Rojo y acabó peleando bajo el uniforme de la Wehrmacht. Su participación en la contienda terminó en el desembarco de Normandía, en junio de 1944, cuando fue capturado por una brigada paracaidista en la playa de Utah. Los americanos quedaron muy sorprendidos porque no sabían que había asiáticos en el bando de Hitler.
Kyoungjong fue reclutado a la fuerza por los japoneses en 1938 en Manchuria. Tenía 18 años y le destinaron al Ejército de Kwantung, un cuerpo de choque que gozaba de gran reputación por su arrojo. Tras ser formado durante unos meses, es enviado a combatir contra las fuerzas soviéticas. Capturado en la batalla librada en el río Jaljin en 1939, fue trasladado a un campo de concentración en Siberia.
Allí sobrevivió durante tres años hasta que el Ejército Rojo, que había sufrido importantes pérdidas en su intento de detener la invasión de Hitler, decidió alistarle para luchar en el frente ucraniano, al igual que les sucedió a decenas de miles de prisioneros. De nuevo, fue capturado por el enemigo en la batalla de Jarkov en 1943. Y de nuevo fue obligado a servir bajo otra bandera.
Esta vez la Wehrmacht le envió a la península del Cotentin en Normandía, donde formaba parte de un batallón integrado por desertores de la Unión Soviética. Stalin dictó una condena de muerte para estos soldados, lo que les convenció de que su única alternativa era ayudar a sus nuevos amos. El día D le pilló muy cerca de la playa de Utah, donde se libró un encarnizado combate en las primeras horas del desembarco aliado.
Los americanos le hicieron prisionero con uniforme alemán y decidieron trasladarle a Gran Bretaña para que fuera interrogado. Pocos después, y tras constatar que Kyoungjong era una víctima más de la guerra, le enviaron a EE.UU., donde se quedó para siempre ante las dificultades para volver a su país de origen.
Su muerte, cuando había cumplido 72 años, pasó totalmente desapercibida, pero el soldado que luchó bajo tres banderas gozó de una importante popularidad en Corea del Sur en 2011, cuando su insólita experiencia fue llevada al cine bajo el título A mi manera.
No hay ningún otro caso documentado como el de este coreano, que al menos tuvo la suerte de sobrevivir tras participar en batallas donde perdieron la vida la mayoría de sus compañeros. No sabemos si Kyoungjong pudo olvidar los horrores de aquella guerra, pero al menos sí pudo morir en la cama.