NOTA DE PRENSA
SANTO DOMINGO. – La educación es la única vía para avanzar, descubrir cosas nuevas que llevan al éxito y, sobre todo, una poderosa herramienta para transformar sueños en realidad desde las aulas. Así lo considera la maestra Arelis Gil quien agradece a Dios por el don de la enseñanza.
‘’Agradezco a Dios el don que me regalo de enseñar a mis muchachos, con mucho amor, empatía, unión con su familia y saber tratar a cada alumno como un ente individual”, destaca la profesora.
Considera que con cada uno de los estudiantes que a diario acuden con buena voluntad de desarrollo a los centros escolares, sale una luz de esperanza que va marcando paso a paso la cristalización de sus sueños de verse convertidos en entes que aporten al desarrollo de sus familiares y del país.
La profunda reflexión es planteada por la maestra Arelis Gil, con más de 20 años de experiencia en la carrera docente, con un impacto trascendental en la formación de los estudiantes que han pasado por sus manos en ese largo trayecto profesional.
Desde que era una adolescente, mostró su talento para impartir docencia, tal como ocurrió durante sus estudios secundarios en el Instituto para Señoritas Salomé Ureña, ubicado en la calle Padre Billini de la Zona Colonial, cuenta que cuando su maestro de lenguas extranjeras se ausentaba de clases por alguna circunstancia, le dejaba la responsabilidad del aula, oportunidades que le llevaron a amar cada vez más el magisterio.
“De esas oportunidades, y más cuando veía a mis compañeras de aula mostrar satisfacción por mis explicaciones en la clase. A partir de ahí comienza a caminar en mi ese gusanito por la enseñanza’’, refiere la docente.
Gil se formó en la profesión docente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a partir de 1993, en un camino lleno de sueños y la esperanza de alcanzar el éxito.
Sus estudios los compartía con la docencia de manera empírica en el Centro Educativo
Jiménez de los Santos.
En el 2004 alcanzó su primera meta al recibirse como licenciada en Lenguas Modernas, Mención Inglés, con un alto índice académico.
Cuatro años después, en el 2008, Gil ingresa como docente profesional en la Escuela Escolástica Páez, ubicada en el Ensanche Isabelita, Municipio Santo Domingo Este, impartiendo docencia, además, en el Liceo Ramón Emilio Jiménez durante los fines de semana.
Su interés por la educación y el amor a los estudiantes se constituyeron en el motor que le
impulsó a expandir sus horizontes. Desde el 2014 hasta el 2019 inició en la escuela básica
para adultos Demetrio Betances, donde fue considerada por sus superiores como una maestra con el talento y la capacidad suficientes para dirigir un centro educativo.
De esa manera Gil se desempeña desde el 2019 a la fecha como directora interina de la Escuela Básica para Adultos María de la Altagracia, en la comunidad Valle del Este del Distrito Educativo 10-04.
Durante un extenso, pero muy ameno conversatorio de manera virtual, Gil destacó el amor
que siente hacia su familia, integrada por su esposo Jiménez y sus hijos Irving Manuel y Katiuska Marie.
Nunca se ha detenido
En un momento difícil de su familia, cuando su amado esposo sufrió una grave lesión en la espalda que lo llevó a una silla de ruedas en el 2011, “nunca me frené y con la motivación de mis principales aliados, mis estudiantes, aprendí a conducir y compré mi carrito para trasladarme y resolver con mi familia”.
El avance sigue en el 2015 cuando se graduó con honores de una maestría en el idioma inglés en la UASD, obteniendo el título de Magister en Lingüística aplicada a la enseñanza.
Impacta estudiantes
En esta hermosa historia pedagógica de Gil se destaca el positivo impacto que ella produce
en sus estudiantes, con permanentes mensajes que los impulsa a perseguir sus sueños a través de la educación.
Esta destacada maestra se las pasa hablándoles de cómo alcanzar mejores cosas a través de sus estudios, y los conmina a luchar sin desmayar para que no abandonen la escuela y concluyan su vida escolar con éxito. Muchos que fueron sus alumnos, hoy son profesionales de éxitos, incluyendo en la carrera del magisterio.
“Los estudiantes juegan un papel estelar en mi vida, ellos son el motivo de mi felicidad como maestra, ya que sólo con saber que me esperan todos los días para compartir, no solo los conocimientos cognitivos y las experiencias, sino, además, su cotidianidad. Estar en ese contacto es lo que me da fuerzas para seguir aportando mi granito de arena para que mi país
tenga excelentes estudiantes, pero, sobre todo, mejores seres humanos formados en valores
para construir una mejor sociedad’’, refiere la maestra Gil.
Las familias de los estudiantes
Para la maestra de idiomas, la conexión con las familias de sus estudiantes ha traspasado las barreras del tiempo, llegando a convertirse en familia por elección, de tal manera que están presentes en su vida y en su cotidianidad, haciéndose partícipe de sus actividades sociales y brindándose apoyo mutuo.
Mensaje a los colegas maestros
“Les recomiendo, colegas, que enseñen con el corazón, tratando a cada estudiante como un
ser único e irrepetible, respetando sus individualidades y forma de aprendizaje. Dejen huellas positivas, que siempre hagan la diferencia para lograr obtener lo mejor de nuestros alumnos, que se puede con poco hacer mucho si lo hacemos con entusiasmo y pasión”, subrayó.
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