A muchas personas se les empieza a caer la casa encima pero muchos puedan llegar a habituarse a una nueva rutina que puede tener más ventajas e inconvenientes.
Salimos a los balcones y ventanas todos los días para aplaudir en apoyo al sistema sanitario mientras lucha por el coronavirus. A partir de hoy, se han iniciado las caceroladas, a las 12:00 y a las 21:00 horas, para pedir que el Rey de España done la herencia que ha rechazado a los hospitales y centros de salud que se encuentran colapsados. Sin contar a las personas con las que convivimos, este es el único contacto que tenemos con nuestros vecinos y las únicas relaciones físicas -aunque en la distancia- de las que podemos disfrutar más allá de las aplicaciones de videollamada. ¿Las semanas de confinamiento pueden tener un efecto en nuestras rutinas y relaciones una vez que podamos volver a salir a las calle?
El estado de alarma y, con ello, la cuarentena, se prevé que dure dos semanas, hasta el 29 de marzo, pero el Gobierno ya ha abierto la puerta a que se amplíe el plazo por el alto número de contagios y muertes que se espera que continúe a finales de este mes. Por ello, hay que empezar a hacerse a la idea de que nuestro ritmo de vida antes del brote de coronavirus será difícil de recuperar a corto plazo. Y eso puede tener consecuencias. «La cuarentena va a cambiar inicialmente nuestra forma de ser y de relacionarse. Después del 11-M muchos madrileños, cuando estábamos en el metro y veíamos a alguien con una mochila, hacíamos una zona de seguridad de 5 metros a su alrededor. Estábamos susceptibles y eso es normal porque necesitamos readaptarnos», explicó Mónica Pereira, psicóloga experta en urgencias y emergencias.
Muchos españoles ya han conseguido instaurar una nueva rutina y ritmo desde sus casas. Cuando se vuelva a permitir salir a la calle, estas rutinas tendrán que volver a moldearse aunque, como apunta Pereira, estos cambios no tienen que ser conflictivos para todos porque los humanos somos animales adaptativos. «Al principio tendemos a rebelarnos contra los cambios porque la forma que tenemos de vivir nos suele parecer la adecuada. Pero cuando vemos que esos cambios tienen una mínima permanencia empezamos a hacerlos», destacó en entrevista con Hipertextual.
Por otro lado, Oscar Asorey, psicólogo y director del centro ISEP en Reus y Tarragona, comparó este confinamiento, que puede durar dos semanas pero que puede extender por dos más, con las vacaciones estivales de muchas personas. Indicó que muchas personas están un mes sin volver a trabajar y cambian radicalmente sus rutinas. «Esto no supone ninguna situación traumática ni dramática cuando regresan a sus rutinas habituales. Se habla en algunos casos de depresión postvacacional pero es un efecto leve que se consigue resolver en pocas semanas».
Sin embargo, Asorey subrayó para Hipertextual la importancia de mantener rutinas estructuradas y estables a lo largo del tiempo para que después el cambio no sea traumático. Si estamos inactivos, dijo, la adaptación a la rutina laboral se complicará más.
Acércate un poquito, Salomé
Además, tenemos que tener en cuenta los efectos en las relaciones sociales, sobre todo para aquellas personas que viven solas los días de confinamiento y que todo el contacto que tienen es vía online. Al respecto, los dos psicólogos coinciden en que pueden cambiar ciertos hábitos, sobre todo los primeros después de la cuarentena, como la distancia física y la intensidad de las relaciones. Pero, de nuevo, señalaron que somos animales sociales y acabaremos retomando nuestra realidad, aunque al principio nos saludemos con el codo en lugar de abrazarnos.
Paralelamente, se están llevando a cabo muchísimas iniciativas para poder mantener el contacto con otras personas, aunque sea a través de aplicaciones online y redes sociales. Los conciertos y obras de teatro online, los juegos de mesa en una app o tomar algo con los amigos a través de diferentes plataformas se están convirtiendo en prácticas habituales. En los pocos días de confinamiento, las actividades aumentan por minuto. «Este es un ejemplo de nuestra capacidad para adaptarnos. Estas acciones nos permiten también que nos adaptemos con éxito y hagamos esta situación más liviana. Se está demostrando que las personas tienen capacidad de reaccionar», explicó Oscar Asorey.
Pero ¿qué pasará dentro de dos semanas? ¿Continuaremos sacando tantas iniciativas? El psicólogo cree en que la necesidad nos hace más creativos y que dentro de varias semanas surgirán nuevas ideas que iremos adhiriendo según nuestras necesidades y gustos. Pero también es posible que estos planes permanezcan hasta después de la cuarentena. «A veces cuando estamos metidos en nuestra rutina diaria, perdemos de vista otras cosas que nos pueden ayudar a sentirnos bien y esta situación nos ayudará a entrar en contacto con estas cosas y seguramente poderlas mantener a largo plazo».
Muchas personas piensan en lo primero que van a hacer cuando se acabe la cuarentena. ¿Ir a un bar, salir de fiesta? O quizá mantener aspectos de una nueva rutina que al final parecía inaguantable pero que ha acabado teniendo cosas positivas. Oscar Asorey concluye:
Este virus no va a enseñar, sobre todo por tratarse de una situación de emergencia social en la que hemos actuado con premura cuando era necesario. Más que aceptar que nos vaya a trastornar, tenemos que aprender de esto para responder mejor si en un futuro se vuelve a repetir algo parecido».
Fuente: Hipertextual