La neuropolítica

Por José Miguel Gómez

El estudio del cerebro a través de la neurociencia ha cambiado y ha evolucionado todas las predicciones que se tenía de las emociones, la toma de decisiones, la tendencia a las compras y al consumo, y al mundo de las adicciones.

El sistema de creencia, los comportamientos sociales, el algoritmo y las influencias para que las personas decidan qué hacer con su dinero, sus hábitos y sus nuevas necesidades, también, influye el cerebro.

El campo de la neurociencia ha ocupado y ha puesto en evidencia, con resultados y estudios a través de resonancia magnética funcional y tomografía con espositrones, demuestran cómo áreas del cerebro se modifican con estímulos, circuitos de recompensa, en el dolor, el placer, el miedo, la felicidad, la violencia o el sufrimiento.

El neuromarketing estableció hace años el condicionamiento cerebral y los estímulos que se aumentan la dopamina del cerebro, los circuitos de recompensa en el núcleo acumen, la corteza prefrontal, para movilizar al consumo a millones de personas a través de la publicidad- células espejos- hipocampo- (memoria) para memorizar, llevarlo al sistema emocional y salir de forma impulsiva al consumo.

La neurociencia, se ocupa de un área compleja como es la neuropolítica, una forma de estudiar por qué la persona vota por un candidato conservador o liberal, qué razones le atraen, dónde y por qué sienten miedo los votantes, o cómo mantener el sistema de creencia de un votante para mantener un voto firme.

Sin embargo, lo más novedoso en la neuropolítica y los algoritmos es medir o desmontar los sistemas de creencias basados en prejuicio, discriminación, marginalización o exclusión de grupos sociales hacia un determinado candidato.

Pero también, cómo estimular para hacer que la gente vote por un determinado candidato, y qué decirle o validar a través del lenguaje, la oratoria a los grupos de indecisos, indiferentes y apáticos de la política.

La neuropolítica estudia a través del cerebro la cognición social de las personas; sus decisiones, la forma como piensan y las probabilidades que tienen en cambiar sus decisiones a corto y largo plazo dentro de una campaña electoral o el día de las elecciones.

La personalidad de un candidato, su voz, los colores que usa, el uso del lenguaje corporal y el aprender a conectar con los temas y las necesidades de las personas es fundamental, como forma de lograr los estímulos cerebrales, recompensa, emociones positivas, recordar el rostro, los mensajes y el nivel de compromiso.

Los conservadores y populista han sido más favorecidos por los algoritmos y la neuropolítica que los liberales o izquierdistas.

Hoy día se construyen candidatos a través de los algoritmos y la neuropolítica. Personas de pobre discursos, o torpe y con falta de habilidades y destrezas sociales logran posicionarse a través de un discurso construido para condicionar el voto, la tendencia del voto, cambiar la decisión del votante o mantener el voto duro y seguro del votante.

El cerebro está de moda, lo consultan de diferentes maneras, a los neurólogos, psiquiatras y psicólogos amantes de la neurociencia nos complace aprender, como es mi caso, de la neuropolítica y sus implicaciones.

El desmonte de sistemas de creencias con pensamientos limitantes y distorsionados, se logran con procesos psicoterapéuticos, y nuevas decisiones en cualquier área con el cerebro y las emociones, a través de la neuropolítica.

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